12 septiembre, 2009

Introducción

Imagínense que de repente abren sus ojos y se ven inmersos en el vacío absoluto. No hay rastros de luz ni de materia, como si hubiesen sido transportados a los confines mismos del universo. La fría oscuridad penetra a través de sus retinas y los inunda una sensación de terrible soledad. Buscan con desesperación algún indicio de vida, algo que les de algún tipo de esperanza a la cual aferrarse. Algo que les de sentido dentro de aquel océano de nada. Pero la existencia ha cesado de existir; no hay ni un rastro de esperanza, ni un hilo de tranquilidad. Solamente existen ustedes, un olvidado ser dentro de un mar de olvido. Tienen miedo, y por primera vez, contemplan su insignificancia. Ni siquiera ustedes mismos existen, por lo menos no físicamente. Han dejado de poseer un cuerpo, son meramente una presencia. Una presencia inapreciable. Un simple pensamiento, una sensación, colgando del vacío. Un ente reducido a su mínima expresión. Un mero capricho cuántico. Las horas pasan, o no, ni siquiera hay rastros de la existencia del tiempo. Lo que si existe es una tensión, una fuerza destructora que desgarra su entendimiento. “No pertenezco acá” se repiten a sí mismos, una y otra vez, tratando de mantener la cordura. Se les ocurre que quizás esta nada se encuentra poblada por millares y millares de entes como ustedes, tan inapreciables e inexistentes como ustedes, pero no saben si aquel pensamiento les genera tranquilidad, o todo lo contrario. Las eternidades se suceden, una tras otra, y ustedes inmutables, un simple punto de paranoia en la soledad.
Hasta que un día, tenue como el primer copo de nieve que arrastra la llegada del invierno, ven un punto. Lejano y menguante, algo titila en la distancia. Tardan siglos en entender que es ese punto, ya que la soledad les había borrado toda clase de entendimiento. Pero se empieza a acumular una energía dentro de ustedes, una necesidad y una atracción que lentamente reemplaza la locura. Nuevamente se ven abrumados por una sensación de vida y una percepción de existencia. Sus sentidos se potencian, sus sentimientos se acumulan hasta que la tensión se torna extrema y explotan. Salen disparados a la velocidad de la luz, como una partícula diminuta surcando el vacío. A cada segundo se acercan más al misterioso punto, ese punto que aguardaron tanto por encontrar. Aumentan su velocidad, al ritmo que aumentan su existencia. La luz los invade, y con ella, recobran un sentido. ¡Existen!
De a poco, la soledad los va soltando, y junto con ella desaparecen la tristeza y el temor. Aunque todavía a la distancia, el punto los recibe, envolviéndolos en una agradable sensación de pertenencia. Dejan de tener frío y miedo. “Casa”, es la única palabra que les resuena obsesivamente, una y otra vez en la cabeza. A medida que se acercan, el punto se agranda y va cambiando de formas. Ahora una pelota, ahora un círculo, luego un disco, finalmente una espiral. Una espiral de luz y calor. ¡Es toda una galaxia! ¡”Su” galaxia!
Lentamente comienzan a existir nuevamente. Ya no son un punto miedoso en el vacío, son una bola de fuego surcando el universo, brillando con la más pura de las energías. De a poco empiezan a escuchar cosas, primero murmullos inentendibles y ecos lejanos. Pero a medida que sus oídos se despiertan, los sonidos se van transformando en bellas melodías, que se entrelazan y potencian entre sí, hasta conformar el himno más bello que jamás hayan oído. Se acercan ustedes a un universo musical sin paralelo.
Un universo donde el amor a la música es la fuente de luz, brillando implacable en el centro de la existencia, como un sol inmensamente poderoso. De él manan, como rayos y ondas, infinitas melodías y ritmos que bañan todo el sistema. Desde los planetas más chicos a los más grandes, todos ellos se alimentan de esta fuente musical, adueñándose de ella, interpretándola y convirtiéndola en propia. Por más disímiles que resulten a primera vista, todos ellos se merecen un lugar en este universo musical en constante movimiento.

Aquí intentaremos crear este universo, y juntos, recorrer e indagar en los secretos de cada uno de sus mundos.

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